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11-16 Declaración de Ciudadanos Ilustres a los hermanos Scalabroni

11 minutos de lectura

VISTO: La nota presentada por un grupo de vecinos de nuestra localidad, solicitando se nombre Ciudadano Ilustre de La Cumbre al ingeniero Enrique Scalabroni Ceballos.

Y CONSIDERANDO: Que es justo y merecido homenaje, pero estimamos que el mismo debe ser realizado por partida doble, ya que los dos hermanos Scalabroni Ceballos, Enrique y Santiago se han destacado en el mundo, tanto en el diseño automovilístico el primero y en la pintura y dibujo el segundo.

Para conocer aspectos de su vida, solicitamos a la Junta de Historia de La Cumbre, un informe de los aspectos más relevantes de la tarea profesional de estos hermanos, que siempre regresan a su lugar en el mundo como lo han señalado en diferentes oportunidades.

A través de una nota histórico periodística elaborada por el presidente de la Junta de Historia, Francisco Capdevila, el ingeniero Enrique Scalabroni Ceballos ponía de manifiesto “«El recuerdo de La Cumbre y su gente, de mis amigos, fue lo que me ayudó muchas veces cuando estaba solo y tenía que resolver problemas técnicos, y fundamentalmente ese recuerdo me daba fuerzas para seguir allá en Europa…»

Con estas palabras el ingeniero Enrique «Quique» Scalabroni Ceballos (66 años) definía los sentimientos y afectos a más de un centenar de personas que lo agasajaron en oportunidad de una de sus visitas al país, tras siete años de ausencia, volvía a La Cumbre, el pueblo que lo vio crecer con un destino ligado indisolublemente al automovilismo.

Los sueños en Rafaela

En 1949 Juan Gálvez triunfaba en el Gran Premio de la República luego de recorrer 11.035 km, y Juan Manuel Fangio iniciaba su primer viaje a Europa; en Alta Gracia, aquel 20 de octubre nacían los mellizos Scalabroni Ceballos, quienes unieron a sus respectivos chupetes dos «Faber Nº 5» con los que garabatearon los primeros dibujos, con una vocación que Santiago canalizó hacia la pintura y los comics que  realizaba para los estudios Disney, en cambio Enrique rememora «mi vocación por el diseño de los autos, me viene muy de chico, de cuando mi padre estaba en Rafaela y nosotros vivíamos allí. Mi padre tenía a su cargo el control y la atención de la pista: el óvalo de Rafaela, entonces ya de 5 años nos llevaba y yo me acuerdo de grandes corredores como los Gálvez o como ese automóvil de Ernesto Blanco, y creo que nació todo de ahí».

«Además el hecho de tener parientes y amigos que se dedicaban al automovilismo y ser La Cumbre casi un centro de este deporte, lo que me fue llevando más y más a esa idea».

Una idea que fue tomando forma cuando la profesora de geografía del Instituto de Enseñanza Secundaria descubría que en vez de dibujar el mapa de América, dibujaba la Maserati de Fangio y la «galera» de los Emiliozzi.

Los proyectos argentinos

«En 1970 inicie mis estudios en la Universidad Tecnológica de Buenos Aires, explica Scalabroni, y a los tres años de estar en la Capital Federal me conecté con los hermanos Famá y con estos primeros diseños Eliseo Salazar ganó el campeonato de Fórmula 4. Después hice el proyecto IAVA para la Fiat y también un proyecto para Fórmula 2 Sudamericana y para la Fórmula 2 de Entre Ríos, con estos trabajos ganamos muchos campeonatos, luego – comenta – trabajé con Osvaldo Antelo modificando el RT3, posteriormente con José Miguel Herceg en las coupe Taunus. Por esos años, ya ostentaba mi título de ingeniero, cuando fui a Europa a comprar un auto para Juan María Traverso, el que, por casualidad, fue el último que manejó Nigel Mansell, cuando estaba en Fórmula 3 y antes de ser contratado por Lotus».

«Al poco tiempo, cuando Ford decide retirarse de las carreras, pensé que aquí no había más trabajo, me compre un pasaje y me fui a Europa…»

Un pasaje solo de ida…

Con los mismos sueños de su niñez y adolescencia, portando una maleta con diseños. Scalabroni  recuerda «quería hacer todo y pensaba que el mundo era chiquito y me lo llevaba por delante».

Con la primera desilusión «porque en Europa no te reconocen nada, y menos si se ha hecho aquí en Latino- América. Hay que empezar de cero y demostrar todo de nuevo, porque no te creen nada».

Apenas llegado, en ese año 1981 al viejo mundo «fui a ver a Osella y Minardi, ambos me dijeron que no, y eran posibilidades que las contaba casi seguro. Por los dudas y para no volverme ante la primera desilusión sólo había comprado el pasaje de ida, acota. Al poco tiempo los hermanos Pedrazzani me ofrecieron trabajar en motores, yo no quise – continúa – porque estaba más  dedicado  al chasis, y ellos me presentaron a Dallara, quien me dio la posibilidad, por una semana, de trabajar en túnel de viento. Con el me quedé tres años y realice el túnel escala 1:4 con piso móvil, el primero que se creó en Italia y el segundo o tercero de Europa».

Un lápiz que no descansaba, junto a una inventiva prodigiosa y una capacidad técnica envidiable «y con ganas inmensas de hacer cosas» dice «estuve trabajando en Fórmula 3-83 y Fórmula 3-84, año en que proyecté íntegramente el Fórmula 3-85, con un auto, primero en su tipo, con fibra de carbono. Así ganamos el campeonato de formula 3 italiano y el   campeonato F3 europeo, después ese mismo auto ganó los campeonatos de Francia, Alemania y  Suecia».

Williams, algo inolvidable

Casi monologando, con gestos nostalgiosos, Quique Scalabroni vuelve atrás en el tiempo para recordar «estuve tres años con Dallara, en ese tiempo hice un proyecto para Honda, era un automóvil de calle -apunta. De Dallara decidí retirarme, puesto que mi meta era llegar a la Fórmula Uno y este equipo no iba a participar. No obstante ello, Dallara habló con Frank Williams y le cuenta sobre mi persona. Entonces este vino a Varano, donde trabajaba en la fábrica de Dallara y conversamos…»

«Después me invitaron dos veces a Inglaterra, me tomaron algunas pruebas y me quedé por tres meses, allí realice por ejemplo el proyecto de suspensión posterior y la parte aerodinámica de la FW-10, que había ganado una sola carrera ese año en EE.UU., y que tenía muchos problemas de consumo de neumáticos en el tren trasero. Luego de las modificaciones que le hicimos ganó en Brands Hatch, luego en Sudáfrica y Adelaide (Australia), ello motivó la renovación del contrato y me quedé cinco años…»

Ferrari, la gran pasión

«Me costó dejar la Williams porque era un grupo humano excepcional, especialmente Frank Williams y Patrick Head, pero era un desafío, un poco el sueño del pibe llegar a Maranello. Sabía que mucha gente había fracasado, pero esa gran pasión por Ferrari, se acentuaba en mi caso por tener cierta ascendencia italiana, pudo más y acepte el ofrecimiento».

Por momentos mirando lejos Scalabroni confiesa «Desvinculado de Ferrari John Barnard, con mucha gente que decía que Ferrari no podía ganar, tomé este trabajo e hicimos un buen auto que funcionó bien y se perdió por un problema  organizativo, de pilotos más bien, no por el automóvil».

En  cuanto al sistema de trabajo en Ferrari explica: «Es muy distinto por ejemplo al de Williams. El equipo inglés es un grupo de gente que es muy capaz, con un tratamiento muy humano. En cambio Ferrari tiene la mentalidad de Fiat, con una estructura donde la persona cuenta muy poco y lo que vale es el sistema.

En Williams era totalmente a la inversa…»

La hora de las decisiones

«Suele ser contradictorio -dice Scalabroni- añorar otras épocas cuando uno era inconsciente, donde sólo me interesaba diseñar, proyectar y crear, entonces era más fácil pues había una sola posibilidad, ahora hay muchas, y no se cuáles son buenas y cuáles son malas. Además no es un problema económico, es un problema de posición, de nivel, algo más complicado todavía. Es una cosa que ya no me empieza a gustar. Ahora pienso que el mundo es grande y me está llevando por delante a mi».

¿Cómo lograr un buen diseño?

«Simplemente se necesita  ser libre, tener mucha experiencia y una dosis muy alta de conciencia profesional, pues no hay que olvidarse que detrás de un diseño va sentada una persona, y hay que trabajar para la seguridad de esa persona, que además conduce a muchísima velocidad que es el objetivo del diseño, pero sin olvidar lo primero, por eso cada día es más difícil diseñar un auto competitivo, no digamos ganador…»

De Europa a La Cumbre

La cálida tarde de noviembre traía los recuerdos de otras épocas de La Cumbre, de aquellas cosas que no habían cambiado, como la siesta, la bohemia de sus bares, las reuniones de familia, los amigos «una vez que uno viaja por el mundo consigue resultados, pelea, lucha, siente que siempre está solo, entonces es muy bueno volver, pues nunca me podría olvidar que nací aquí….»

Promesas de volver que seguramente serán cumplidas por este ingeniero, con un concepto muy alto de la vida, del trabajo, que su filosofía fundamental es creer en si mismo «porque si no creyera no hubiera llegado a ningún lado y tampoco habría convencido a nadie». El aplicó estas premisas, llegó muy alto, como tantos que hoy sueñan. Solo que Enrique Scalabroni, piso el freno, hizo rebajes y enfrentó la curva del regreso con una sonrisa y la mayoría de los sueños cumplidos.

Historias paralelas

También su hermano Santiago Scalabroni Ceballos, a los 19 años impulsado por el acicate de la aventura, cargó sus valijas y sin dar vuelta la cabeza partió hacia Buenos Aires, comenzando un largo camino que con el tiempo lo haría regresar paradójicamente al punto de partida.

En 1970 afincado en la Capital estudia Artes Gráficas en el Instituto de Arte (I.D.A.), al año siguiente comienza sus actividades profesionales realizado dibujos dirigidos al público Infantil en el Editorial García Ferré.

Poco tiempo le había bastado a  Manuel García Ferré descubrir la magia de sus manos e incorporarlo a su equipo de dibujantes. El genial creador de Hijitus y Manuelita intuyó en el joven la chispa de los elegidos para luego lamentar su inevitable alejamiento pero manteniendo una amistad constante en el tiempo.

El artista plástico Scalabroni

Pero a Scalabroni, le subyugaba la pasión por la pintura, por lo que en 1974 se radicó en España donde residió 14 años y comenzó los estudios de lo que sería su amor de siempre, aunque fue el tablero de dibujante lo que le permitió sostener sus aspiraciones.

Haciendo de Barcelona su hogar, trabajó en la afamada Editorial Bruguera, y a partir de 1977 se incorpora a la Editorial danesa Egmon Publishing Service para la producción de comic de Walt Disney a nivel internacional. Asimismo colabora con editoriales de igual carácter de Alemania, Méjico y Estados Unidos; allí con la Editorial Hanna Barbera. La fábrica de sueños, lo había atrapado para siempre. Mientras tanto,  transita los pasillos de la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona, bajo la tutela de los profesores Rosa Martínez y García Morales aprendiendo modelado y pintura al óleo.

Por esos años 1977 y 1979 es miembro activo del Circulo Artístico San Lluc de la capital catalana.

Iniciando la década del 80 realiza estudios en la Universidad de Bellas Artes de Barcelona, donde adquiere conocimientos de las técnicas de mural (Fresco Renacentista) y retablo, con el profesor Pedrola.

Para 1983, se establece en Paris y estudia iconografía bizantina en la “Maison des Ateliers” con el padre George Drobot, iconógrafo oficial de la Iglesia Ortodoxa en el exilio. Así expone y capta técnicas que hoy marcan su estilo.

En 1985 regresa a España y se incorpora al “Circulo de Bellas Artes de Palma de Mallorca”, ciudad donde permanecerá cinco años y en la que, impulsado por el pintor español José María de Labra adherirá apasionadamente al concepto geométrico de las artes plásticas.

Ya en 1991 se relaciona con los pintores uruguayos Jorge Pombo y Alceu Ribeiro, discípulo este del maestro Joaquín Torres García. Y desde ese momento, su adhesión al constructivismo será determinante del carácter de toda su obra pictórica ulterior, hasta la actualidad.

En 1992, atraído por la contemplación directa del arte griego, se radica en Atenas, lugar donde continúa el aprendizaje de la pintura bizantina en la técnica de los íconos, además de realizar exposiciones y abrir su galería de arte a la vera del Mediterráneo.

En esos años afectivamente fueron muy importantes ya que conoce a la que sería su esposa, además de tomar la decisión, allá por 1996 de asentarse nuevamente en La Cumbre. Decisión que cumple y actualmente alterna con sus recorridos por el viejo mundo.

Pasión por la pintura

“La creación es un mundo que me arrastra, me parece un enorme caserón con escaleras que se conectan” define Santiago Scalabroni.

Como se han conectado las diferentes muestras, a lo largo de los años, realizadas en nuestro país en Harrod´s, Centro Cultural General San Martín, ambas de Capital Federal, Colegio San Pablo, Galería Dante Alighieri y  Estación Ferroviaria de La Cumbre, sala Poeta Lugones de Capilla del Monte, Galería Praxis, Alianza Francesa, Sala de EPEC en Córdoba y en Europa: Barcelona, Palma de Mallorca, Burgos, París y Atenas.

Obras de su autoría se encuentran en el Museo de Bellas Artes Dr. Urbano Poggi de Rafaela (Santa Fe), Caja de Ahorros del Círculo Católico Aranda de Duero (Burgos, España), Gallery 61 de Atenas (Grecía), además de coleccionistas argentinos y europeos.

Destino de caminante incansable

Durante 25 años el Pato Donald y su familia fueron compañeros inseparables cada mañana, cuando se sentaba frente al tablero y le daba vida a la inconfundible figura en base a los libretos de la empresa Disney.

Con mucho orgullo Scalabroni confiesa que su trabajo  fue analizado y comentado en la central de Disney en Paris, siendo muy considerado no solo por la calidad sino por el especial enfoque infantil brindado en sus dibujos.

Más de 3000 páginas publicadas en dos décadas y media le llevó a confesar que “dibujar al Pato durante tantos años me produce la sensación de cómo quien maneja un auto”, solo que ese personaje fue un fiel compañero en su destino de caminante incansable.

Algunos memoriosos todavía recuerdan, que algún paisaje de fondo en aquellos comic estaba ambientado en lugares emblemáticos de nuestro pueblo. A veces la nostalgia afloraba en sus manos…

Dos hermanos. Dos pasiones casi entrelazadas. Dos historias de vida, de superación diaria. Ejemplo para las nuevas generaciones.

POR TODO ELLO EL CONCEJO DELIBERANTE DE LA CUMBRE SANCIONA CON FUERZA DE:

O R D E N A N Z A Nº 11/016

Artículo 1) NOMBRASE CIUDADANOS ILUSTRES DE LA CUMBRE, a los hermanos Enrique y Santiago Scalabroni Ceballos, quienes a través de sus profesiones son dignos representantes en el mundo destacándose en forma notoria de acuerdo a los antecedentes expuestos en los considerando del presente Decreto. .

Artículo 2) COMUNIQUESE, publíquese, dese copia a los homenajeados, a las áreas municipales correspondientes, al Registro Municipal y archívese.

DADO EN SALA DE SESIONES DEL CONCEJO DELIBERANTE DE LA CUMBRE, A LOS VEINTIUN DIAS DEL MES DE ABRIL DEL AÑO DOS MIL DIECISEIS.